Me han expulsado del videoclub

Me han expulsado del videoclub (es verdad, no es una coña).
¿Qué ha pasado? Todo comenzó una tarde de agosto en la que quise hacer doble sesión en casa al lado de Susana y de mis dos schnauzer gigantes. Ese día,me acerqué hasta el videoclub para alquilar, sobre todo, la película “El luchador” y la otra que escogí ni me sonaba. Al llegar a casa, preparamos unos aperitivos y nos acomodamos para ver el primer film; El luchador. El dvd no reconoció la película y puse la otra mientras me cagaba en el maldito aparato.
Llevaba veinte minutos de la película que no me sonaba -un coñazo- cuando me me levanté dispuesto a cambiar la película de Mickey Rourke por otra que no tuviera fallo de lectura. Con las prisas metí la película en otra funda y puse rumbo al videoclub. Allí me advirtieron de mi error pero me cambiaron la película con una sonrisa.
Pasados dos días, me entró mono de cine y me presenté, una vez más, en el local. Escogí dos películas (2 por el precio de una) y me acerqué hasta el mostrador. Me atendió una chica que su cara no me sonaba.
- ¿Son estas dos, no? –me preguntó sin mirarme.
- Sí, mi número es el 2728.
Mientras la chica metía el número en el ordenador, dos parejas de unos cincuenta años y tres adolescentes se pusieron detrás de mí.
- Lo siento –me dijo la chica a los pocos segundos- hay una nota en su ficha que me prohíbe alquilarle más películas.
- ¿Una nota qué te prohíbe alquilarme? –apoyé mi cuerpo en el mostrador como queriendo ver el ordenador.
- Discúlpeme. Soy nueva pero hay un comentario que dice “prohibido alquilar películas a este cliente por cambiar las carátulas”.
- ¿Las carátulas? –miré a las personas que tenía detrás de mí como si quisiera apoyo ante esa gran injusticia.
Mientras los adultos y adolescentes se pusieron a cuchichear, expuse cómo cometí el fallo pero subrayé que fue sin querer. La dependienta volvió a repetir que era nueva y si quería hablar con el encargado debía esperar media hora. Me negué a esperar tanto tiempo y, más aún, cuando la gente me empezó a mirar como si fuera Jack El destripador.
Ya me han expulsado del Opus Dei, de los Scouts, del colegio y, ahora, del videoclub.
Pero juro que volveré para saber por qué me han prohibido alquilar más películas.