Sueño de esta noche

El sueño de esta noche.
Estaba hablando por el móvil mientras conducía sin rumbo por una gran carretera. Llegué hasta un stop y, sin dejar de hablar por teléfono, me puse detrás de un coche negro. Miré al conductor y comprobé que era un guardia civil. Solté el móvil como si fuera un arma e intenté disimular. El coche de la guardia civil dio marcha atrás y golpeó mi puerta. Me quedé quieto como un conejo delante de unos focos. Del asiento del copiloto bajó otro guardia civil con cara compungida. El agente se acercó hasta mi ventanilla para pedirme perdón. No supe qué hacer ni qué decir. El guardia civil, con la cabeza agachada, me explicó que estaban metidos en un lío . Me señaló las ruedas delanteras de su coche y se alejó temiendo que el diablo se presentara ante nosotros. Sin entender nada, me acerqué hasta donde me había señalado. Cuando estaba a punto de llegar al capó, una tremenda grúa levantó a una mujer y la dejó colgada como una vaca en un matadero. Era una mujer joven y guapa, pero entrada en carnes. Permanecí unos minutos, sin decir nada, contemplado su rostro. Aunque estaba bocabajo, no dejaba de sonreír. Su cabello era rubio y estaba estirado como si fuera una gran escoba. Miré su brazo derecho y le faltaba la mano. La mano estaba en el suelo dentro de un charco de sangre. Lo siguiente que recuerdo es que estaba en el hospital con la chica. Ella estaba en un camilla sin dejar de sonreír. Me acerqué a la camilla para tener su cara más cerca. Sus ojos eran una mezcla de verde con amarillo como si un pintor hubiera jugado con esos dos colores en la paleta. Más tranquilo, le pregunté si estaba cómoda. Ella, sin dejar de sonreír, me contestó que lo único que le preocupa era volver a tocar el acordeón. Al oír sus palabras, me desperté


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