Una buena partida de billar
Charlie ¿Te apetece un helado mientras yo me tomo una cerveza y hablamos de algunas cosas? -me preguntó con su voz aguda
- Por un helado de chocolate mato -contesté imitando la voz de Belén Esteban.
Quedamos en la puerta del ayuntamiento de Torrent y,después de darnos un tremendo abrazo, nos sentamos en una terraza para disfrutar de la cerveza y del helado de chocolate. Durante una hora estuvimos hablando de música, conciertos y proyectos que nuestras mentes fabricaban durante la noche. Nuestra conversación era reposada, como si quisiéramos desenredar ideas que asfixiaban nuestros cerebros.
- ¿Sabes jugar al billar? -José apuró la cerveza para poner la botella encima de una servilleta.
Ayer por la tarde, estaba discutiendo con la perra cuando recibí una llamada de mi amigo José Cool. José ha estado muy jodido de salud y, según sus palabras, es la tercera vez que mira, fríamente, a la muerte
Preparado para recibir una paliza – exclamó José mientras daba tiza al palo.
- Estás hablando con el rey de los billares -me limpié la boca con una servilleta.
- Pues levanta tu culo para recibir tu mayor paliza.
Camino al garito, volvimos a hablar de proyectos idílicos que, en algún momento, sonaban a irreales. El Sol se estaba escondiendo cuando mi culo atravesó la puerta del local. El pub tenía una gran barra en forma de herradura, la iluminación era tenue y tuve la sensación que estaba cerrado porque varias mesas de billar estaban tapadas por un tapete. En el centro, como si fuera una estrella de rock, estaba la única mesa iluminada por una gran lampara. La barra estaba regentada por una camarera de grandes pechos que nos recibió con una sonrisa. Al fondo del local, apoyado en la barra, había un señor que no sabría decir si era enano o si tenía alguna discapacidad mental, pero me recordaba a un bufón del pintor Velázquez.
En el mismo instante que mi amigo se inclinó para empezar la partida, el extraño señor se bajó de su taburete y se acerco hasta nosotros con la cerveza en la mano. Su extraño caminar me trasladó a una escena de la película Blade Runner.
No te quejaras -José se inclinó para apuntar con el palo a la bola blanca- blues, cerveza y un buen colega.
Claro que no me quejo -sonreí al enano.
Por supuesto que no me podía quejar. Estaba muy a gusto escuchando buena música, jugando al billar y disfrutando de la compañía de un amigo en una, posible, cantina del futuro.
Las palabras de mi amigo, me recordó a la primera vez que gané un trofeo de billar.
Todo ocurrió en 1989. El frío de la noche madrileña se colaba por todos los rincones de la ciudad. El reloj marcaba las once de la noche cuando entré en un pub de mi barrio.
- ¡Coño! ¿Y la peña? –curioseé al ver el local vacío.
- Me cago en la puta –exclamó el dueño- ha entrado la secreta y se los han llevado a todos.
- ¡Joder! ¿Y tú por qué no estás detenido?
- Y yo qué coño sé…
Asombrado por la noticia, me llamó la atención una docena de trofeos perfectamente colocados encima de la barra.
- ¿Y esas copas? –pregunté mientras tocaba una de ellas.
- Esta noche era la final de billar y voy a tener que metérmelas por el culo. A la peña no la sueltan de comisaría hasta las tantas, si es que la sueltan. ¿Te apetece jugar unas partidas?
- ¿Tengo que pagar la inscripción?
- Para nada. Juguemos al mejor de cinco –el dueño cogió un palo.
- Pues entonces ponme una cerveza –me quité la chupa- y prepárate para recibir una paliza.
Una hora más tarde, y con siete cervezas inundando mi cerebro, la partida terminó con un cinco a cero a favor del dueño.
- Venga, coge un trofeo –me dijo el dueño mientras abría otra cerveza.
- ¿Puedo coger el que quiera?
- El que quieras.
No me preguntes por qué, pero me llevé el tercer premio.
Comentarios
besos y recuerdos de jean paul, tu policia montada favorito....
maribel.
¡Menos mal pensé que yo estaba loca!
De todos modos lo mío es peor ¡YO DISCUTO CON UN GATOOOOO!!!!!! jajaja, pero a que te entiende mejor que nadie.
Son lo mejor