La esquina azul de Charlie Miralles
La esquina azul de Charlie Miralles.
Respeto al boxeo.
Antes de levantar el cierre del gimnasio, me siento delante del ordenador con un café de máquina para leer la prensa por internet. Suelo leer todo tipo de noticias para estar informado pero, casi siempre, mis ojos bucean con cierta rapidez entre los titulares para detectar algo relacionado con el arte noble del boxeo. Es cierto que desde no hace mucho, la prensa se está portando bien con el boxeo y empieza a hablar de los beneficios de la práctica de este deporte. Aun así, en bastantes ocasiones, los titulares en negrita resaltan noticias negativas que caen como bombas en los gimnasios de boxeo.
No hace mucho, leí una noticia que relacionaba el boxeo con un asesinato: un boxeador era el culpable de asesinar a su padre por circunstancias que no recuerdo. Como es lógico, lamento la muerte de esa persona y muchas otras personas que mueren de manos de familiares, pero no sé qué manía tiene la prensa escrita en subrayar la profesión del asesino para anunciar un titular de una noticia. No dudo que esa técnica o escritura periodística está diseñada para llamar la atención del lector y pinchar en la noticia, pero, como he dicho antes, son frases que hacen daño al boxeo.
Tampoco se comen mucho la cabeza para redactar el titular. En primer lugar ponen como sujeto la profesión, el boxeo. En segundo lugar ponen el verbo, matar y, por último, utilizan el complemento, a su padre. Entonces, ya tienen el titular en negrita: ‘Un boxeador mata a su padre’. Este tipo de noticias salta de la prensa escrita a los periodistas de los telediarios, que van como águilas detrás de una presa fácil, metiéndose en las redes sociales del malhechor para buscar la foto del susodicho deportista con los guantes de boxeo. Y esta es la foto que usan para ilustrar la noticia, mientras una voz en off explica que el boxeador ha cometido el delito porque sabe pegar. En ocasiones, pienso que qué pasaría si un fontanero matara a otra persona. ¿Saldría en el telediario una foto del presunto asesino con una llave inglesa, apoyado en la pila de una cocina, mientras la voz en off matiza que el fontanero era un obrero malo, malísimo que sabía manejar la llave inglesa?
Un profano del boxeo debe pensar que todos los que practicamos o enseñamos el arte de las 16 cuerdas somos fabricantes de macarras dispuestos a dominar el mundo.
En el boxeo hay de todo como en cualquier deporte o empresa. En general, son personas muy normales que, como a cualquier humano, se le pueden cruzar los cables. No espero cambiar nada, pero me gustaría que cuando se hable del boxeo, se haga con respeto.
Respeto al boxeo.
Antes de levantar el cierre del gimnasio, me siento delante del ordenador con un café de máquina para leer la prensa por internet. Suelo leer todo tipo de noticias para estar informado pero, casi siempre, mis ojos bucean con cierta rapidez entre los titulares para detectar algo relacionado con el arte noble del boxeo. Es cierto que desde no hace mucho, la prensa se está portando bien con el boxeo y empieza a hablar de los beneficios de la práctica de este deporte. Aun así, en bastantes ocasiones, los titulares en negrita resaltan noticias negativas que caen como bombas en los gimnasios de boxeo.
No hace mucho, leí una noticia que relacionaba el boxeo con un asesinato: un boxeador era el culpable de asesinar a su padre por circunstancias que no recuerdo. Como es lógico, lamento la muerte de esa persona y muchas otras personas que mueren de manos de familiares, pero no sé qué manía tiene la prensa escrita en subrayar la profesión del asesino para anunciar un titular de una noticia. No dudo que esa técnica o escritura periodística está diseñada para llamar la atención del lector y pinchar en la noticia, pero, como he dicho antes, son frases que hacen daño al boxeo.
Tampoco se comen mucho la cabeza para redactar el titular. En primer lugar ponen como sujeto la profesión, el boxeo. En segundo lugar ponen el verbo, matar y, por último, utilizan el complemento, a su padre. Entonces, ya tienen el titular en negrita: ‘Un boxeador mata a su padre’. Este tipo de noticias salta de la prensa escrita a los periodistas de los telediarios, que van como águilas detrás de una presa fácil, metiéndose en las redes sociales del malhechor para buscar la foto del susodicho deportista con los guantes de boxeo. Y esta es la foto que usan para ilustrar la noticia, mientras una voz en off explica que el boxeador ha cometido el delito porque sabe pegar. En ocasiones, pienso que qué pasaría si un fontanero matara a otra persona. ¿Saldría en el telediario una foto del presunto asesino con una llave inglesa, apoyado en la pila de una cocina, mientras la voz en off matiza que el fontanero era un obrero malo, malísimo que sabía manejar la llave inglesa?
Un profano del boxeo debe pensar que todos los que practicamos o enseñamos el arte de las 16 cuerdas somos fabricantes de macarras dispuestos a dominar el mundo.
En el boxeo hay de todo como en cualquier deporte o empresa. En general, son personas muy normales que, como a cualquier humano, se le pueden cruzar los cables. No espero cambiar nada, pero me gustaría que cuando se hable del boxeo, se haga con respeto.
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