Hacienda me deja en paz


Estaba en el curro vendiendo trombones cuando he visto en la pantalla de mi móvil un número de esos que son interminables (30006000078886000). Al coger el teléfono, escuché una voz femenina que dijo llamar desde la delegación de Hacienda. Con tono afable y distante, me informó que, después de un año, la inspección que tenía en marcha había terminado. No había encontrado nada. Eso si, alguna factura con manchas de atún. Contento por no ser multado y no acabar con mis huesos en la cárcel, le pregunté por mi devolución del año pasado. Ella, sin abandonar su tono correcto, me contestó que no tenía ni idea. Ella me había llamado para informar que podía retirar toda mi documentación. Acto seguido colgó el teléfono.
Soy libre.

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