Arde Pozuelo
Ahora todo el mundo se pregunta qué le pasa a los chavales de nuestra sociedad después de ver el espectáculo en Pozuelo (batalla campal tras beber en la calle). Yo no soy sociólogo ni psicólogo pero coincido con la gente que piensa que la culpa es de los padres y de los educadores. Los chavales están demasiado mimados, protegidos y los educadores están afeminados.
Yo me crié con un padre muy duro pero siempre tuve respeto a él, a los profesores y, más aún, a la policía.
Los niñatos de ahora lo tienen todo y se quejan de vicio. Si un profesor regaña a un hijo, éste se chiva a su padre y al profesor le cae un paquete de mucho cuidado.
Siempre he odiado la palabra “litrona” porque me ha parecido un término macarra. Yo pedía un litro de cerveza, no una litrona. Recuerdo que cuando acabábamos de beber la cerveza, cogíamos el casco y lo devolvíamos porque nos daban cinco pesetas y no estaban los tiempos para perder dinero. Nunca hubiéramos cogido la botella y la hubiéramos arrojado contra un coche de la policía.
Podíamos pegar a un rocker con un casco de cerveza y un rocker te podía pegar a ti pero nunca nos metíamos con una chica o con la policía, éramos malos pero teníamos una ‘ética callejera’. Eso sí, entre nosotros valía todo, hasta meter el boli bick en el ojo al contrario.
Creo que se ha intentado proteger tanto a los chavales que se han vuelto salvajes sin gracia.
Al fin estábamos unos frente a otros. Éramos el triple que ellos, con una rabia almacenada que quería salir ese día en forma de golpes. Busqué los rizos de Iñigo y los pelos de punta de Michel y vi que estaban preparados para la batalla. El tiempo se detuvo por unos instantes y el silencio era tan espeso que se podía cortar con un cuchillo. Esa tregua que nos había dado el silencio, la utilizamos para estudiar la cara del enemigo. No hubo intercambio de miradas ni de palabras entre nosotros, absortos mirábamos al grupo de rockers. La poca gente que se había quedado rezagada, gritaba con hijos y perros en brazos. Ya no había nadie en la plaza de España, excepto nosotros que retábamos al tiempo y al futuro. La espalda de la manifestación era rodeada por una decena de coches de policía antidisturbios y secreta que estratégicamente tomaban posiciones. El silencio que se había impuesto alrededor de la concentración se rompió como un cristal frágil cuando uno de los rockers hizo ademán de sacar un arma.
—¡A por ellos! —gritó Íñigo.
—¡A por ellos! —gritamos Michel y yo a la vez. .(...)". Fragmento de 1964 después de Cristo y antes de perder el autobús
Nacho (Íñigo en el libro) y yo bebiendo antes de ir a la mili.
Comentarios
Señor Juez el ninio no puede estar en casa los fines de semana antes de las 10 porque no podemos echar nuestro polvo semanal...¿no podría llevar a la 1 de la madrugada?
Algunos hemos tenido padres duros pero a otro una buena hostia a tiempo....
Mucha chulería es lo que tienen y mucho padre analfabeto y jilipollas.
Como siempre tienes razón.
A mi me pararon mis padres, desde luego.. pero a un amplio porcentaje de adolescentes de ahora nadie los para. En primer lugar, porque sus progenitores están separados y los chavales vacilan aprovechando situación de tensión.. y cuando les toca con el padre o la madre no se entera la otra parte de lo que hacen.. no hay normas en común.. sólo se ocupan una de echar el kiki, como dice JOta aquí, de fin de semana sin hijos, y otro a lo mejor está de cubatas delante de sus hijos, "dando ejemplo".. y cuando llega el niño, si llega, todo "mamado".. a las tantas.. el padre está roncando en la cama..