Amor de madre
El otro día acompañé a Susana a una carrera. Entre los corredores me llamó la atención el brazo de unos de los participantes. En un brazo tenía un tatuaje que me recordó a mi adolescencia en la puerta del billar entre pandilleros. Los malos del barrio solían tener uno muy parecido en homenaje a la madre que los parió. Qué tiempos.
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