El hierro y el cerdo vietnamita


Ayer tuve un día aciago en todos los aspectos y la culpa no la tuvo el lunes.
Mi primer contratiempo ocurrió, cuando iba con la moto, en una céntrica calle de Valencia. No iba muy deprisa y ,por eso, me dio tiempo a ver cómo un coche, con una maniobra muy peligrosa, cambió de sentido. Cuando creía que iba a chocar frontalmente, esquivé el coche con agilidad y, al día de hoy, aún me pregunto cómo pude maniobrar tan rápido. Frené la moto, giré la cabeza y una mujer, con cara asustada, estaba al volante del coche. Arranqué la moto y me marché pensando en cuántos metros hubiera volado si hubiera chocado con el morro del coche. 
Por la tarde, buscaba aparcamiento en un descampado en una zona de Torrent. El parking estaba completo con coches aparcados de cualquier manera y, aburrido de esperar, puse la marcha atrás. De repente, un tremendo sonido a chapa rajada, como cuando el iceberg rajó el acero del “Titanic”, paró el coche. Miré debajo del coche y una tremenda raja escupía parte de la gasolina formando un río apestoso. Un señor que pasaba, me gritó que tuviera cuidado porque podría explotar y montar un gran circo. Acojonado, abrí la puerta del coche, paré el motor y saqué, rápidamente, la documentación y cosas de valor. Mientras llamaba a la grúa, veo pasar a mi compañero de boxeo (policía municipal) hablando por el walkie. 

—¡¡¡Juan!!!.-grité su nombre.
—Coño ¿Charlie!
—¿Qué haces por aquí?
—Pues ya ves...estamos persiguiendo un cerdo vietnamita.- dijo mi compañero de guantes mientras me señalaba con el walkie a un cerdo negro.
—¡¡¡Joder!!! ¿Ahora persigues cerdos?.-pregunté irónicamente.
—La crisis...-contestó mi compañero con guasa. 
—Pues a mí se me ha roto el coche.-dije sin que me preguntara.

Mantuvimos una mini conversación mientras el cerdo olía el suelo como si estuviera buscando trufas. El cerdo era de algún vecino que, por lo que se ve, siempre se le escapa. 
A los pocos segundos, seguimos la conversación detrás del cerdo, esta vez, como si fuera una procesión.
—¿A qué coño estás esperando para coger el cerdo?.- pregunté mirando cómo el cerdo olía una rueda.
—He llamado a un compañero para que me traiga una cuerda.

Vinieron un par de refuerzos y rodearon al cerdo con la intención de echarle el lazo. El cerdo levantó la cabeza, hozó con fuerza y el circulo se abrió por la mitad. Entonces el cerdo vietnamita pasó por mi lado hozando con energía. 
—Bueno... Charlie... te dejo.-gritó mi compañero corriendo detrás del cerdo.
La grúa se cruzó con los policías que iban detrás del cerdo como en una escena de Benny Hill.  

En las fotos podrás ver el hierro asesino, el río de gasolina y el intento de coger al cerdo. 



Pensaré en positivo: creo que me he quedado sin coche (según me ha dicho el mecánico) pero no me estrellé contra el suelo. 

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