¿Artista?

El pasado lunes recibí una carta de la seguridad social y, tras una rápida lectura, comprobé que me invitaban a elegir una de las dos modalidades de liquidación/cotización para artistas y taurinos. Aún con el asombro en el cuerpo, volví a leer la carta y, más despacio, entendí que esa demanda venía de mi época como trabajador en el parque Warner de Madrid. Ayer, cogí la carta con el mismo cuidado si estuviera infestado por el ébola y, con paso legionario, me acerqué hasta las oficinas de la seguridad social. Como casi siempre, al pasar por el detector de metales, la máquina se disparó todas las veces que lo cruzaba y, muy amablemente, las chicas de seguridad me invitaron a quitarme hasta el cinturón. Como el cacharro no dejaba de pitar, les tuve que explicar que estoy operado de la cabeza de fémur y es la prótesis la culpable del pitido. Sin perder la educación, me mandaron a la primera planta que es donde debía solucionar mi problema. Después de unos pocos minutos, me senté delante de un funcionario que, muy despacio, leyó y declaró:
- Es muy sencillo… vosotros los artistas tenéis dos formas de cotizar.
- ¿Nosotros los artistas? –pensé mientras el funcionario me hablaba con la mirada en la carta.
- Pues no te puedo decir mucho más…- el funcionario me devolvió la carta después de soltarme un sermón sobre cómo viven y cotizan los artistas.
Cogí la carta y, por un segundo, estuve a punto de contestarle que yo nunca fui artista y como mucho he sido Piolín y enano verde en un evento para comerciales. Sin más, le di las gracias por su explicación y, con mucho cariño, me acordé de mis días en el parque Warner de Madrid.





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