Nueva bronca con Sacha



Estaba en la cocina preparando la cena de la Nochebuena cuando sentí que alguien me observaba desde la distancia. Era mi perra que, apoyada en la barandilla de la terraza, me miraba con cara de pocos amigos y con las patas en jarras.
-...
Eres tú… vaya susto me has metido.
- ¿Qué estás cocinando? – Sacha me preguntó mirando la olla que tenía al fuego.
- La cena de Nochebuena. Verás como te gustan los macarrones con tomate. –contesté mientras buscaba sus ojos entre el flequillo.
- Creo que no te has enterado de nada.- dijo mientras se acercaba.
- ¿Por qué dices eso? -dejé la cuchara de madera encima de la encimera.
- ¿Sabes? he leído tu Facebook. Sé que tienes amigos que están dispuestos a pagarme una buena de cena de Navidad.
- No puedes creer todo lo que se dice en el Facebook. –objeté mientras cogía la cuchara y me quedé ensimismado mirando la olla.
Sin tiempo para la reacción, Sacha me cogió de la pechera, me empujó contra la puerta de la nevera, pegó su nariz contra la mía y su sucio aliento se coló por mi boca como si fuera una serpiente muerta.
- He matado a perros más grandes que tú… sal a calle y trae cena de verdad.
- Y ¿Qué me vas a hacer? – Le di un empujón y su cuerpo chocó contra la pared.
- ¿Qué te voy a hacer? –contestó mirando la olla.
No me esperaba la patada de taekwondo que impactó contra mi rostro y mandó mi cuerpo contra el suelo. Al poco tiempo, abrí los ojos con un tremendo dolor en la cabeza y, apoyándome en la escoba, me incorporé con mucho esfuerzo La olla estaba desparramada en el centro de la cocina y a su alrededor había decenas de macarrones con tomate como si fueran diminutos dedos con sangre.
Medio inconsciente he podido sacar esta foto desde la ventana.

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